Como venía a recoger nuestras cartas, en la clase las estuvimos escribiendo. Eso sí sólo pedímos una o dos cosas para que S.S. LOS REYES MAGOS puedan llevar juguetes a todos los niños del mundo.
Y, nada más entrar del recreo, mientras estábamos cantando villancicos, llegó el Mensajero Real.
Nos dijo que teníamos que portarnos bien con nuestros papás y nuestras profes. Prometimos que íbamos a ser obedientes.
Luego le entregamos la carta y nos dio ¡caramelos!.
Le tiramos muchos besos y se fue.
¡Gracias Aliatar!